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Mostrando entradas de diciembre, 2017

A uno mismo

Cuando desconectas pareces un caballero;
el punto de vista es propio y, por lo tanto, los adjetivos son banales,
pero el mundo se vuelve diminuto
y las ideas claras.

Demasiadas tareas se convierten en pluma
azul, papel rasgado y
descripciones algo forzadas.

Elegancia con
destellos iluminando perversas sonrisas,
tinta aquí, tinta allá,
buscas terminar,
necesitas terminar.

Picores,
entumecimiento y molestias varias,
llenas de palabras inventadas por nadie.
Aparecen sin más
y se esfuman con las distracciones;
postureovintage,
humo denso las camufla.

Entrando en este estado comienzas a acariciar el cierre,
un bucle deseado casi enfermizamente
el cual te da un estímulo que añoras
pero que debes apartar.

No todo son colores extraños;
la sinestesia es divertida, pero forzada
es pedante, innecesaria y presuntuosa.

Coge un poco de humildad y deglute, que la digestión
va a ser complicada.

Mi camisa vieja

Mi camisa está vieja,
y parece vieja,
tanto como los amaneceres contados.

Mi camisa está desgastada,
y parece desgastada,
tanto como los atardeceres pasados.

Sus colores se apagaron,
su tejido se agrieta,
ponérmela hace que envejezca,
pero no puedo evitarlo,
¿soy cruel por obviarlo?

La quiero a mi lado,
con sus dobladillos,
sus botones y sus arrugas,
hasta que no deba permitirlo,
¿soy melancólico por quererla?

Me gusta mi camisa,
pero debería llevar otra cosa,
porque es vieja,
y las cosas viejas
se agrietan
y mueren.

Estallido

Azulmarillo pixelado
bajo ruido blanco
por desviación de plato
ante coronas circulares
no concéntricas.

Gauss

La perfección del olor
a tranquilidad
y a sueños completados
es turbia
pero tensa,
como un amanecer tardío
y una merienda gris.