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Mostrando entradas de julio, 2014

Las mejores vistas del mundo

La casa es pequeña, primero sin ascensor, el portal huele a whisky barato. He abierto la ventana y he pensado que tenía las peores vistas de la ciudad, que me había vuelto loca por querer vivir aquí o que de vivir aquí me había vuelto loca. Parece que nada tiene sentido. Pero acabo de girarme y te he imaginado en el sofá, con mi pijama puesto. Sonriendo lías otro cigarro y excusas a tu cepillo de dientes de vivir ya en el baño. Es por mi boca, que es adicta a la menta. Magia es convertir la rutina en el plan perfecto. 

- ¿Dónde has estado todo este tiempo?
- Perdida, buscando el momento para encontrarnos.


Silencio

No encuentro las palabras
ni los diálogos inventados en las estaciones de trenes
no sé convertirte en poesía
porque contigo
hasta el silencio
sobre todo el silencio
es perfecto.

-nos



¿Quién cayó en garras de quién?
¿Tú en las mías?
¿Yo en las tuyas?
No hay manera de saber.

Fueron las ganas.
De vernos.
De bebernos.
De besarnos.
De tenernos.
Detenernos.
En el tiempo, para no perdernos.

El lado oculto de la luna

- Vayámonos lejos.
- ¿Más lejos incluso que Tokio?
- Allí hay demasiada agua y yo no nado demasiado bien.
- Viajemos al lado oculto de la luna.
- Tendrás que superar tu miedo a las alturas.
- Llevo demasiados días sin verte.
- ¿Eso te ayuda a superar el vértigo?
- No verte me llena de vacío. Podría viajar a cualquier universo paralelo sin marearme.
- Eso es del calor.
- Quizás tenga hambre.
- ¿Nos encontrarán allí?
- Apagaremos todas las luces.
- ¿Y si no funciona?
- Pensaremos otro plan.
- Sólo necesito estar segura.
- Yo sólo te necesito a ti.
- ¿Me esperarás?


Despeguemos, volemos lejos de la tierra. De lo mundano, de las críticas, de los ojos tediosos que buscan el mínimo error para enterrarnos con vida. Hagamos este viaje hacia el lado oculto de la luna. 

Reconcomios y fluctuaciones






Con esos nervios previos al día de excursión, como cuando éramos pequeños.
Pero ya no somos pequeños. Ni nos vamos de excursión.
Son los nervios, esos nervios, los que agitan mi razón.

De una duda nacen mil, y resueltas quedan pocas.
¿Fluirán las palabras fácilmente de mi boca?
¿Se entenderán las miradas, leyéndonos los ojos como códigos de barras?

Ahora, vamos a la cama.
Con los nervios. Esos nervios.
Y mañana… ya mañana.