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Mostrando entradas de agosto, 2014

Mañana

Siempre supe que no sería la condición
sino la persona.
No ha sido por falta de valor
sino de motivos.

Ahora la vida rebosa por mis cuatro puntos cardinales
el presente desdibuja un tiempo venidero que no espera
desespera
mueve las manillas del reloj porque sabe que mañana
mañana también la felicidad tendrá nombre propio.

Barullo


All you need is love


Invencible

Recuerda cuando nos creíamos soldados entre sombras
Jirones de piel entre ejércitos de fantasmas
Germinaba todo lo que llegó a ser nada
Nos creíamos
In
Vencibles
Recuerda que el tiempo no cura nada
Pero pesa menos la tristeza
Y duelen más las sonrisas mal interpretadas
Nos creíamos
In
Vencibles
Recuerda que el amor no deja vida por donde pasa
Destruye el más mínimo atisbo de cordura
Agita las entrañas y aprieta y ahoga y mata
Nos creíamos
In
Vencibles

Ahora recuerda que lo olvidas todo si te abraza. La gama de colores que invaden tus sábanas mientras garabateas un futuro sin más horizonte que el infinito de sus ojos. Los viajes de vuelta duelen más. Las horas muertas en el sofá empiezan a destronar a la más indigesta novela de amor jamás escrita. Ahora recuerda que lo olvidas todo si te abraza.

Ahora recuerda que eres 
invencible.



Para la chica InVencible, 
aunque no sean tuyos los ojos.

La boda

- No entiendo por qué vienes así vestido. Todo el mundo nos mira.

- Voy a pedirle que se case conmigo.

- ¿Desde cuándo tienes eso claro?

- Desde que nuestras miradas se cruzaron en el baño de una discoteca.

- No sé si deberías llamar a un juez para hacerlo oficial o a un psicólogo.

- Reconozco que he perdido la cordura.

- ¿No has pensado que quizás si te pones algo menos extravagante tendrás más posibilidades de que te diga que sí?

- Me va a decir que sí.

- Estás demasiado seguro. No sabes lo que piensa ella.

- Pero sé lo que siento yo. Dos personas así deben estar juntas.

- Bueno, ahora no tienes mucho aspecto de persona.

-  Pero seguro que la hago reír.

- ¿Crees que eso es suficiente?

- Cuando se ríe el tiempo se para. El sonido que emite es más bonito que cualquier concierto de Chopin, el tintinear de la lluvia contra los cristales o el clamor del verano. Mi vida empezó a tener sentido cuando nuestras risas retumbaron al unísono, seguramente por una estupidez sin gracia. Desde ese día, quiero escucharla desternillarse al otro lado de la casa y yo no poder aguantarme las ganas de soltar una carcajada con ella. Supongo que eso es el amor, encontrar a alguien tan idiota como tú y vivir esa locura juntos.

- ¿Y por eso vas disfrazado de vaca?

Hoy tu árbol

-Sólo soy semilla, háblame de ti.

-No te conozco.

-Soy alguien que crece, hoy tu árbol...riegame de ti.

-No sé hacia donde vas, no sé hacia donde creces.

-Si abres tu alma, hacia el corazón. Si abres tus brazos, hacia la vida.

 Si abres tus piernas, hacia tu sol.

Doce

Chirrían oxidados los resortes en mis abismos
Lubrica tu yo onírico esta anticuada máquina
Y rubrica
Rubrican tus palabras el más recóndito de mis recovecos
¿Dónde estabas?
Necesitaba el frágil tacto de tus dedos
lo oculto de tu mirada 
lo prohibido de tus besos
para poder vivir
(de nuevo)
Quizás esta sea la primera vez que lo hago
La vida no se inició con el nacimiento
Sino con la activación de mi cuerpo 
gracias 
a tu ser.

Palabras bonitas prestadas



-          Ve con ella. A ella le gusta, y además cocina.
-    Con todo lo que insistes, veo que te encantaría que me fuese con ella, pero eso es imposible. Ella nunca me diría que la señora Simpson le ha hecho gay, ni entendería que en el primer albor la Tierra lo pasaba fatal, ni sabría que la mejor Stacy Malibu es la de Celeste. Es una pena. Pero tú eres la única que termina mis sandwiches.

Vinieron hombres

Vinieron hombres,

también con pulsos y pasos,

también con miedos, con recuerdos,

con amores, con fracasos.

Vinieron hombres,

como tú y como yo,

a gritarnos cosas ininteligibles,

a clavarnos venenosas sus miradas;

a oprimirnos y degradarnos,

a postrarnos y exiliarnos.

Vinieron hombres,

que no monstruos,

y el terror invadió las casas

y todo quedó arrasado:

nuestros lechos,

nuestras dudas,

nuestros credos,

nuestras sonrisas,

nuestras esperanzas,

nuestros lamentos,

nuestros destinos,

nuestros alientos.

Vinieron hombres,

la noche se hizo alarido y destello;

al salir el sol, silencio

¡Qué horror!

vinieron hombres,

como tú y como yo,

y ahora esta lápida inmensa,

esta silenciosa tumba,

esta escombrera sin nombres. 

Los zapatos

Soy carne del escapismo. De lo oculto. Me duelen los dedos de no gritar todo lo que aún no hemos vivido. Mientras pasa el verano ando despacio para no dejar rastro. Desde que estás duermo más y disfruto de los ataques de insomnio. Soñar despierta con tu mirada, porque no son tus ojos. Me pongo guapa las entrañas por si llamas sin avisar. No es fácil morir de amor ni amar a muerte. Ni acallar todas las voces que dicen quédate mientras te pones los zapatos. 

Te dejo

Peor que la bomba atómica, los huracanes, un choque de trenes, una tormenta tropical. Su cuerpo sufrió una implosión con aquella estúpida frase. Te dejo. Nunca las palabras le habían hecho tanto daño. A veces se ponía triste cuando leía poesía. Pessoa le hacía llorar. Allí estaba sentada, con la mirada perdida. Recordó la vez que volvieron a verse. Octubre siempre era gris. Esa tarde el café quemaba más de costumbre y las manos le temblaban. No sabía cómo reaccionaría al ver su cara después de tanto tiempo. De pronto todo olía a tierra mojada y cuando entró por la puerta, se abrazaron tanto que el odio se hizo volátil. Comprendió que todo aquello era producto de la más absoluta inmadurez. Los sentimientos se obvian, se tapan, se enmascaran. Queremos dar la impresión de que no pasa nada. Te dejo. Todo se convirtió en vacío.  Pensaba que con los meses le dejaría de doler y que podrían mantener una relación cordial. Pero no eran desconocidos. Conocía como movía los brazos cuando caminaba con prisa por la calle y que desayunaba algo que era más propio de conejos que de personas. Sabía que odiaba las relaciones virtuales porque era incapaz de dar besos a través de una pantalla. El aroma a vainilla cuando salía de la ducha. Su cara seria cuando le contaba un chiste malo y la media sonrisa cada vez que le hacía un truco de magia. Te dejo. Comenzó a sonar “La estación de los amores”. Te dejo.