Celeste
Llegué con la mirada puesta en
las baldosas. Inocente y tímida yo, que no era capaz ni de mirarte a los ojos,
que ya tenía miedo de perderme en ellos y no ser capaz de encontrar el camino
de vuelta.
Malasaña como perfecto escenario
para quitarnos los miedos y complejos, y tu cama para quitarte todo lo demás,
hasta el acento de tu tierra. Cuánta brutalidad carnal, cuántos “Mátame ya”
saliendo de nuestros labios.
Carlos como banda sonora para
unos días en que no hicimos otra cosa más que cuidarnos. ¿Qué es cuidar? Cuidar
es dar de uno mismo las mejores sensaciones, la necesidad de compartir, de ver
reacción en la otra persona ante un gesto, ante unas palabras, un silencio... Es
mirar a los ojos con limpieza.
“Amores flacos son eternos y
fugaces, de esos que matan y nos hacen inmortales.” Fugaces fuimos, como esas estrellas
que todos ansiamos ver: su belleza reside en su virtud de efímeras. Y, como
algo mágico, se van. Como te fuiste tú… Tu vida es como un aeropuerto, aquel
donde nos dijimos au revoir con esperanza de volver a vernos.
Hoy es el día. Hoy fue el día que hizo más
viento que nunca. Tanto, que te llevó para no regresar.
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