Reconcomios y fluctuaciones
Con esos nervios previos al día de excursión, como
cuando éramos pequeños.
Pero ya no somos pequeños. Ni nos vamos de
excursión.
Son los nervios, esos nervios, los que agitan mi
razón.
De una duda nacen mil, y resueltas quedan pocas.
¿Fluirán las palabras fácilmente de mi boca?
¿Se entenderán las miradas, leyéndonos los ojos como
códigos de barras?
Ahora, vamos a la cama.
Con los nervios. Esos nervios.
Y mañana… ya mañana.
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