La navaja de Ockham

Complicación

Tu mente va de un lado para otro, intentando centrar su atención en las acciones menos dolorosas, pero la solución sólo queda patente en una sombra más que borrosa y lejana. Intentas admirar la belleza de una flor y te encuentas mirando al infinito, anonadado y triste por ver como pasa un día tras otro.
Cuando tienes insomio cuesta distinguir un sueño de la realidad, y cada día es una fotocopia del anterior.
Cada lado escogido se solapa con el resto, creando múltiples visiones de un problema que al principio no era un problema. El tiempo se adormece y siente pereza por pasar, y tú ganas de empujar para que de pasos de gigante.
Al final tus dedos toman la delantera y escupir miramientos deja de ser complicado. Ese fino velo que filtraba tus pensamientos se reblandece y los esputos más amargos salen disparados a matar sin piedad.
Un reloj congelado

Descuento

Si antes todo parecía ir demasiado lento los siguientes segundos se alargarán como una vida tormentosa llena de catástrofes y desdichas hasta que todo acabe consumido por la culpa. Te has dado demasiada prisa y lo sabes. No quieres disculparte, quieres volver atrás y regalarte la paciencia que no has tenido ni tendrás la próxima vez. Pero ya no puedes (y lo siento).
Letras en llamas

Sencillez

Y entonces descubres que no había tantos lados, que dos caras eran las que te miraban fijamente y que dos caras son las que no van a volver a analizar tus labios. El puzle se recompone y la piedad de ti mismo asola tu cama. Todo era mucho más bonito desde la ventana de tu habitación, sólo que para comprobarlo tenías que mirar desde fuera.
Hoy no llueve, pero sí que estás sólo.

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