Te odio, luna.




No estamos tan lejos si miramos la misma cosa.

Joder, acuérdate de la luna.

¿No has pensado en ella?

Tan sola toda la noche

y  yo la miro y me muero de pena.

Tan lejos y tan distante.

Tan muda.

Se ha quedado esperando ahí a que vuelvas

y  ya por contar no cuenta ni las horas

ni las constelaciones de tu cuerpo.

Deja pasar las estrellas fugaces.

Otro deseo, amarnos.

Y siguen cayendo gotas

o lágrimas como puños

librando batallas desde mi mirada.

No estamos tan lejos, luna.

Sólo me falta volar para verte.

Despegué con las defensas bajas

y  la marea alta.

Por mucho que mire el mapa

sigo perdiendo el sur

por encontrar el norte.

Y hasta las palabras se me acaban

si miro al cielo y no te encuentro.






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