Mirando por la mirilla un gracioso chiquillo
consiguiendo vislumbrar
una porción de la realidad;
un precioso árbol
sostenido sobre un estanque
con enormes ramas frondosas
y miles de insectos
de todos los colores,
de todas las formas,
revoloteando grácilmente.
Pero su mirada era demasiado estrecha
y no alcanzaba a ver
que alrededor de ese precioso árbol
un bosque entero empezaba a arder.
Si tan solo no se hubiera conformado
con ver a través de la puerta
y al menos hubiese intentado
empujarla o esquivarla
habría podido comprobar
el peligro que se acercaba
pues acabó un bosque quemado
con gaviotas asfixiadas.
Imagen original
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