Vértigo

Voy conjugando - a destiempo -  cada talón punta mientras doy un rodeo de camino a tu casa. Creo que así se enlentece el tiempo, surgiendo la última oportunidad de tejer excusas que me salven - esta noche - de un juicio rápido donde me declaren culpable 
por quererte tanto. 
Quizás la solución sea saltar desde lo más alto, desde algún balcón con complejo de rascacielos que no me dé tanto vértigo como el olor de tus excesos - esos que dejan manchados mis dedos - al despertar cada día 
entre los vértices de tu cuerpo. 
Y es que no hay mayor arte, 
que la poesía 
del sexo.

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