Post-it



Arrancar sonrisas a golpe de post-it.


Ese es uno de mis vicios: imaginarte sonriendo
al mismo tiempo que me dices que me aleje del espejo;
porque el “no estés triste porque no lo aguanto”
hace tiempo que se convirtió en algo recíproco.

Guarda una sonrisa y un par de cervezas negras
para el día en que Cenicienta vaya a buscar el zapato que no encuentra.

Y sueña, sobre todo sueña.
Que en los sueños los viajes no son de ida y vuelta.

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